jueves, 31 de mayo de 2012

Un loco, un puto, un cura y un borracho en cada familia. Es ley.

Si hay algo que me costó toda la vida fue explicarle a alguien mi árbol genealógico. No porque sea complicado en sí, sino porque algunas generaciones que me preceden hicieron lío.
Para que sepan yo soy TÍA ABUELA. Sí, así como me leen. Resulta que la hermana de mi papá, obviamente mi tía, fue madre jóven. A su vez, su hija (mi prima hermana) fue madre jóven. Y para no romper con la costumbre, su hija fue madre jóven también. Por ende, de todo ese quilombo heredé el título. Encima mi primita adorada es un año más chica que yo. La amo. Es más chica y está una generación más adelantada. Increíble. Y amo a sus dos hijos. Pero acá sigo yo, con casi 30 y sin hijos aún. Qué se yo, cosas de la vida.
No voy a meterme en temas más escabrosos todavía porque siento pudor. Pero los hay.

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