viernes, 28 de septiembre de 2012

A una amiga que ya no me acompaña...


Había una vez una nena muy pequeña pero con un corazón muy grande...
Su vida pasaba por delante de sus ojos y ella veía al viento mover la cortina que la separaba del sol.
La oscuridad negaba a la luz, y la luz tenia miedo de acercarse. Sin embargo, había algo contra lo que ella no luchaba... el amor.
En su casa de muñecas era feliz a su manera. Sonreía a la hora del té compartido con sus amigos que no estaban realmente allí, pero ella los sentía presentes. Una mirada vacía, una risa fingida, sin embargo ella respiraba profundo, llenaba de alma su aire y sonreía  No llegaba a ver sus rostros completamente, pero igual sonreía. Se sentía acompañada.
Un día oscuro, el viento soplaba muy fuerte y ella supo que era la señal que tanto había esperado. Tomó su cuerpo débil y sin pensarlo mucho por miedo a arrepentirse, caminó. Ese día cambió su existencia.
A la tarde la acompañó la noche de la mano y la llevó a dormir. Ella asomó su asombro por la puerta y se despidió de cada uno.
Con un torpe salto avanzó hacia lo desconocido... y allí fue feliz de verdad.

La magia hace brotar las palabras. Que ésto que escribí hace tanto te recuerde todo lo hermoso que está por venir y es parte de lo ya no tan desconocido. Te amo.

1 comentario:

  1. Esa misma magia que nos hace recordar a esas personas que nos acompañaron durante momentos importantes de nuestras vidas y esos momentos hacen que no se vayan más de nuestras vidas e imaginarlas siempre como en ese ultimo instante que pudimos disfrutar de su compañia.
    Lindas palabras Maru

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